LOS ÚLTIMOS TIEMPOS EN LOS MENSAJES CELESTIALES
Este compendio es una recopilación de Mensajes Celestiales seleccionados por el autor.
El lector podrá comparar en cada uno de los temas escogidos lo que nos dicen las Sagradas Escrituras con el contenido de los Mensajes que reciben los Videntes actuales, y es de esperar que después de meditar y discernir al respecto llegará a la conclusión de que en estos últimos tiempos (que preceden a la segunda venida de Cristo) el cielo nos está advirtiendo y recordando las mismas Profecías que nos dejaron escritas Cristo y los Profetas de su tiempo, así como los del Antiguo Testamento.
Cristo y la Sma. Virgen nos están repitiendo constantemente por medio de los Videntes actuales que el mundo no está preparado para recibirle ni por supuesto para el juicio particular que todos debemos afrontar en su Parusía que parece inminente (léase el Mensaje que en fecha 05-02-94 ha transmitido la Sma. Virgen a el Padre E. Gobbi, fundador del M.S.M.).
El tiempo de la misericordia se está acabando. Aún estamos a tiempo de arrepentirnos y clamar al Señor en súplica de su infinita Misericordia con el firme propósito de una conversión rápida y verdadera. De esta manera el Señor no nos sorprenderá desprevenidos y no tendremos que lamentarnos cuando ya sea demasiado tarde como ocurrió a la humanidad en tiempos de Noé con el diluvio Universal.
DISCIPULOS DE LOS APOSTOLES DE LOS ULTIMOS TIEMPOS (D.A.U.T.)
EL AVISO
Vidente: Anónima (E.E.U.U.) 1.992.
"Este será la única vez en la historia de la humanidad que el hombre recibirá el mismo conocimiento que en la hora de su muerte. ¡Este será Mi gran acto de misericordia! Cuando el hombre se enfrente con los pecados de su vida, ese momento le pertenece. Yo repararé todo, pero él debe pedírmelo. Yo perdonaré todo, pero él arrepentirse. Yo llevaré a todos nuevamente a Mi corazón, pero son ellos los que deben regresar por sí mismos.
Después de que ocurra la advertencia, derramaré Mi Espíritu de un modo tan grandioso, como en el primer Pentecostés. Solo Dios puede hacer el mundo, solo Él puede salvarlo. ¿No pueden acaso ver el gran amor del corazón de Mi Padre? Nadie desea la paz más que Mi Padre.
Dios Padre habló desde el cielo: "Mi pueblo me ha olvidado. Oscureceré el sol durante tres horas".
"La gente saldrá de sus casas confundida. Será imposible consolar a algunos. Las líneas telefónicas estarán sobrecargadas. Incluso los sacerdotes estarán sobrecogidos de dolor.
Esto se refiere a la advertencia. Quiero hablarte al respecto. Ocurrirá a las dos de la tarde. Tú sabes la fecha.
"El cielo se pondrá muy, muy oscuro. La tierra temblará. El mundo entero estará en zozobra. La destrucción más grande será en el corazón del hombre. La gente pensará que el mundo se acaba. El miedo será proporcional a la culpa.
"Yo les daré el tiempo que necesiten. Esperaré pacientemente. El derramamiento del Espíritu Santo empezará en el momento mismo en que me vean. Este será el momento del hombre. Él podrá acabar con todos sus pecados o llevarlos a su ruina.
"Mis brazos estarán extendidos: Mi misericordia será superabundante. Este será el fin, todos lo comprenderán. (No el fin del mundo, sino el fin de los tiempos o periodo de la Redención).
"...Yo preguntaré si se cumpliría el Calvario durante la advertencia. Él dijo que sí".
"Los pecados del mundo son tan enormes que no hay nada que pueda ahora contrapesarlos. Así como Yo obedecí la voluntad del Padre, debe ser de igual modo con todos ustedes. La advertencia ocurrirá, no lo duden. Cuando menos lo esperen, como ya lo dije, verán la Cruz en el Cielo. Cumpliré lo que he prometido. Entonces todos ustedes dirán, "Verdaderamente, este es el Hijo de Dios".
Hay doce puntos que quiero señalar respecto a la advertencia:
Dondequiera que se encuentren las personas, allí estaré yo.
El mundo entero cesará toda actividad.
La gente dirá que está arrepentida.
Los pecadores querrán morir.
Derramaré Mi Gracia y levantaré a los pecadores.
Las iglesias estarán repletas de penitentes.
El dolor y la confusión llegarán al máximo.
Los sacerdotes deberán oir confesiones las 24 horas del día.
No habrá "vida normal".
Los negocios estarán cerrados.
La gente finalmente comprenderá el significado de la caridad.
Los fuertes deberán cuidar a los débiles.
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (02-10-1.992).
"Lo que ocurrirá será algo tan grandioso que sobrepasará todo lo que ha ocurrido desde el principio del mundo. Será como un juicio en pequeño y cada uno verá su propia vida y todo lo que ha hecho, a la luz misma de Dios".
VIDENTE: Christine Gallagher. (E.E.U.U.)
"Vendrá una señal por la cual toda la humanidad experimentará un conocimiento interno de que Dios existe, y sabrá que proviene de Dios; todos se verán a sí mismos como realmente son".
VIDENTE: Theresa López. (E.E.U.U.)
"Nuestra Señora se refiere a la advertencia como el momento de silencio, nuestro ser interno nos será revelado con el propósito de impulsar al alma a la conversión". (Pasaje de una charla el 11-11-1.992).
EL MILAGRO
Vidente: M.F.M.B. (Entrevista privada)
"En el día del Milagro, según hayan quedado más o menos compungidos en el AVISO, de las llagas de manos, pies, cabeza de Nuestro Señor Jesucristo saldrán rayos luminosos inmensos y poderosísimos de una energía singular, que tendrán diferentes efectos en las personas. A unas las sanarán de sus enfermedades (recuérdese la predicción de Conchita de Garabandal, en la que dice que la Virgen anunció que los enfermos que acudan, sanarán), a otros los renovará y vivificará física- y espiritualmente, a otros los santificará de forma extraordinaria (¿serán quizás confirmados en gracia?), y a otros finalmente los ungirá sacerdotes".
VIDENTE: Conchita Gonzalez. (Garabandal-España). 1.995. (Entrevista privada).
"Lo del Milagro me lo ha dicho la Virgen a mí sola. Ella me ha prohibido decir en qué consistirá. Tampoco puedo decir la fecha hasta ocho días antes. Lo que sí puedo decir es que coincidirá con un acontecimiento de la Iglesia y con la festividad da un Santo mártir de la Eucaristía; que será a las ocho y media de la tarde de un jueves; será visible para todos los que estén en el pueblo y en las montañas de los alrededores; los enfermos que asistan sanarán, y los incrédulos creerán. Será el milagro mayor que Jesús ha hecho para el mundo. No quedará la menor duda de que es de Dios y para bién de la humanidad. Quedará una señal del milagro para siempre, en los pinos. Podrá ser filmado y televisado".
VIDENTE: Theresa López. (E.E.U.U.) 11-11-1.992 (Entrevista privada)
"El Milagro tendrá dos propósitos: revelar la presencia de Dios y la renovación de la Iglesia. Nuestra Señora ha dicho que estos secretos ocurrirán cuando se proclama su último título. En cuanto suceda el milagro, el periodo de gracia acabará, tiene fecha de terminación. Los castigos seguirán".
VIDENTE: San Luis de Montfort.
"Aquellos que voluntariamente siguen la Cruz ahora, no tendrán miedo al juicio final (se refiere al juicio particular de la segunda venida de Cristo). Cuando el Señor venga a juzgar, la señal de la Cruz estará en los cielos (sin duda, se refiere a la "Señal" que quedará en los pinos de Garabandal después del Milagro, y que permanecerá visible para todos hasta el fin del mundo); y entonces los servidores de la Cruz en su vida se hicieron uno con el Crucificado, se acercarán con gran confianza a Cristo juez".
VIDENTE: H. Guadalupe (Guatemala). 10-03-1.989
"Implorar ahora, ahora la Misericordia de mi Divino Hijo Jesús, porque son los tiempos en que mi Hijo dará su Misericordia en obras, no lo olvidéis, vienen esos tiempos en que mi Hijo dará su Misericordia en obras, vosotros lo miraréis porque el mundo debe ver su Misericordia, debe ver la gran advertencia, el gran milagro, y si aún así el mundo no cree, será su perdición, porque también vendrá como vosotros sabéis el gran castigo, y esto hijos queridos no se puede evitar, porque el pecado de los hombres, y los hombres se burlan y se ríen de mis mensajes, de mis consejos, de mi gran amor hacia mis hijos, pero cuando comprueben que todo esto de las apariciones, cuando comprueben que mis hijos los videntes han dicho la verdad y no se les ha creido se lamentarán, pero será demasiado tarde si aún con todas estas señales no acogen la Misericordia de mi Divino Hijo Jesús, porque entonces vendrá su Justicia
LA SEÑAL
VIDENTE:
Beata Faustina
"Antes de que Yo vuelva com Justo Juez, volveré primero como el Rey de Misericordia. Antes de que llegue el día de la justicia, se le dará a la gente una señal en los cielos de esta manera: "Toda luz del cielo se extinguirá y habrá una gran obscuridad en toda la tierra. Entonces aparecerá la señal de la Cruz en el cielo, y de las aberturas donde estaban clavadas las manos y los piés del Salvador, irrumpirá una gran luz que iluminará la tierra por un tiempo. Esto sucederá poco antes del último día."
LA GRAN TRIBULACIÓN
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (31-12-1.987).
"Sepan leer y meditar todo lo que en la Sagrada Escritura les ha sido claramente descrito, para ayudarlos a comprender el tiempo que están viviendo. Con mi voz maternal, los llevo a todos a comprender las señales de la gran tribulación. En los Evangelios, en las Cartas de los Apóstoles y en el Libro del Apocalipsis se les han descrito claramente señales ciertas para hacerles comprender cual es el periodo de la gran tribulación. Todas estas señales se están realizando en este su tiempo".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (25-11-1.975).
"¡No se turbe, hijos, vuestro corazón; daos a mí en todo momento!. Ha llegado para mi Iglesia la hora de la desolación y el abandono. Será abandonada sobre todo por muchos de sus Ministros y por muchos también de sus hijos. Será menospreciada, traicionada, entregada en manos de quien es su enemigo y la quiere destruir. Serán algunos de sus mismos Ministros los que la entreguen en manos de sus verdugos.
Preparaos conmigo a vivir estos momentos: todo está ya dispuesto por el Padre. Este es el cáliz que deberéis beber hasta las heces.
También vosotros seréis menospreciados, traicionados y perseguidos junto con el Vicario de mi Hijo, el Papa. Muchos deberán ofrecer la propia vida y derramar su sangre. Los demás quedarán para consumirse en holocausto, viviendo los momentos de los grandes sufrimientos que se preparan para la purificación de la tierra. Seréis así mi luz en la gran tiniebla.
Pero durará poco, hijos míos predilectos, esta durísima prueba. Por una especial intervención mía de Madre, esas horas serán abreviadas (...)".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (18-09-1.988).
"En este periodo de diez años se cumplirá el tiempo de la gran tribulación, que les ha sido predicha por la Sagrada Escritura, antes de la segunda venida de Jesús".
VIDENTE: Yulka (ex-Yugoslavia).
"Mi pueblo se inclinará al mal y al pecado. Entonces enviaré a Mis Mensajeros, Elías y Enoc, desde el Cielo para instruir a la gente en la verdadera fe".
LADEIRA (PORTUGAL).
"Antes de la purificación de la tierra habrá guerras, revoluciones, cataclismos, hambre, pestes, inundaciones, etc. Viviremos una gran persecución para todos los cristianos verdaderos, volviendo a la época de las catacumbas. Muchas almas elegidas levarán consigo permanentemente la Sagrada Eucaristía, que ya se ha empezado a distribuir a algunas personas, tanto sacerdotes como seglares. El Sacrificio de la Misa será casi suprimido y celebrado solo en secreto y por sacerdotes escogidos y con Luz. Habrá una gran crisis dentro de la Iglesia, y el Anticristo se sentará en la Sede del Papa. Enoch y Elías predicarán en el mundo con una gran fuerza, y tendrán poder para hacer llover o para hacer salir el sol. Pero el Anticristo conseguirá darles muerte y luego sus cuerpos serán expuestos públicamente tres días, al cabo de los cuales resucitarán. Ahora Enoch y Elías están en un lugar que no es ni el Cielo ni la tierra, pero a veces están presentes en la tierra como personas normales.
Después del Castigo o Purificación habrá una época de PAZ y apogeo espiritual y humano, con satanás encadenado. Resucitarán muchos mártires y justos, que volverán a estar en la tierra con los que queden con vida. Los ángeles han ido marcando a las personas con una cruz en la frente, marca que a veces puede hacerse visible y que algunos videntes la han tenido como estigma sangrante. Otras personas están marcadas con el número de la Bestia: 666. Los que tengan la cruz en la frente serán respetados por los ángeles en el día de la Purificación; los que nó, perecerán".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (15-03-1.993).
"Todos vosotros mis pobres hijos, debereis llevar el peso de grandes sufrimientos y de indecibles dolores, porque se hará manifiesto a todos el gran milagro de la Divina Misericordia (el aviso y el milagro) y de la Justicia (el castigo)".
EL ANTICRISTO
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (17-06-1.989).
"En este periodo histórico el anticristo se manifiesta con un radical ataque a la fe en la Palabra de Dios.
En efecto, con la reforma protestante se rechaza la tradición como fuente de la Divina Revelación, y se acepta solo la Sagrada Escritura.
Obra del anticristo, en este periodo histórico, es la división de la Iglesia.
El 666 indica tres veces, es decir por 3, expresa el año 1.998.
En este período histórico, la masonería, ayudada por la eclesiástica, logrará su gran objetivo: construir un ídolo para ponerlo en lugar de Cristo y su Iglesia.
Un falso Cristo y una falsa Iglesia. Por lo tanto, la estatua construida en honor de la primera bestia, para ser adorada por todos los habitantes de la tierra y que marcará con su sello a todos aquellos que quieran comprar o vender, es la del anticristo.
Habrán llegado, así, al vértice de la purificación, de la gran tribulación y de la apostasía.
La apostasía será entonces generalizada porque casi todos seguirán al falso Cristo y a la falsa Iglesia.
Entonces erá abierta la puerta para la aparición del hombre y de la persona misma del anticristo.
He aquí, hijos predilectos, por qué les he querido iluminar sobre las páginas del Apocalipsis, que se refieren a los tiempos que ustedes viven".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (13-05-1.990).
"La Iglesia conocerá la hora de su mayor deserción, el hombre malvado se introducirá al interior de ella y se sentará en el mismo Templo de Dios, mientras el pequeño resto que permanecerá fiel será sometido a las pruebas y persecuciones más grandes".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (13-05-1.994).
"Cuando en ella (la Iglesia) haya entrado el hombre inicuo, que llevará a cumplimiento la abominación de la desolación, y que tendrá su culmen en el horrible sacrilegio, mientras la gran apostasía será difundida por doquier, entonces, mi Corazón Inmaculado recogerá el pequeño resto fiel que, en el sufrimiento, en la oración y en la esperanza esperará el retorno de mi hijo Jesús en gloria.
Confío a los Ángeles de la luz de mi Corazón Inmaculado el encargo de llevaros a la comprensión de estos acontecimientos, ahora que Yo os he abierto el libro sellado".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (31-12-1.992).
"Acogiendo la doctrina protestante, la gente sostendrá que la Misa no es un sacrificio sino únicamente una cena sagrada, es decir, un recuerdo de lo que Jesús hizo en su Última Cena. De este modo, la celebración de la Santa Misa será suprimida. Esta abolición del diario sacrificio constituye el SACRILEGIO HORRIBLE cometido por el Anticristo que durará 1.290 días".
VIDENTE: Santa Hildegard (m. 1.179).
"El Anticristo vendrá de una tierra ubicada entre dos mares y ejercerá su tiranía en el Oriente. Después de su nacimiento, aparecerán falsos maestros y doctrinas y habrán guerras, hambre y pestilencia. Se criará en varios lugares secretos y estará recluido hasta su madurez. Atraerá a la gente dándole completa libertad de dejar de observar todos los Mandamientos Divinos y eclesiásticos perdonándole sus pecados y exigiéndole que solo crean en su divinidad. Despreciará y rechazará el Bautismo y el Evangelio. Dirá que Jesús de Nazaret no es el Hijo de Dios, sino un impostor... Dirá, yo soy el salvador del mundo... y tratará, sobre todo de convencer a los judíos que él es el Mesías enviado por Dios, y los judíos lo aceptarán como tal... sin embargo, tratará de trastornar todo orden en la tierra con sus leyes morales. Por consiguiente, las Santas Escrituras se refieren a él como el "Desenfrenado".
Deshechará toda ley, moral y principios religiosos, para atraer al mundo hacia él. Concederá libertad total de los Mandamientos de Dios y de la Iglesia, y permitirá que todos vivan según sus pasiones... Se esforzará por hacer que la religión sea conveniente. Dirá que no es necesario ayunar ni amargarse la vida con la renunciación. Será suficiente amar a Dios... Predicará el amor ilícito y destrozará los vínculos familiares... sostendrá que el pecado y el vicio no son pecado ni vicio...".
EL CASTIGO
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (06-09-1.989).
"Mi corazón está inmerso en un mar de dolor.
Ustedes viven inconscientes de la suerte que les espera.
Ustedes transcurren sus días en un estado de inconsciencia, de indiferencia y de completa incredulidad.
¿Cómo es posible esto, cuando yo, de tantos modos y con señales extraordinarias, les he advertido del peligro que corren y les he predicho la prueba sangrienta, que ya ha llegado?
- Ya que esta humanidad no ha acogido mi repetida invitación a la conversión, al arrepentimiento, al retorno a Dios, sobre ella está por caer el más grande castigo, que jamás haya conocido la historia humana.
Es un castigo más grande que aquel diluvio. Bajará el fuego desde el cielo y gran parte de la humanidad será destruida".
VIDENTE: Julka (Ex-Yugoslavia)
"Un viento fuerte y caliente vendrá del sur. Causará terribles tormentas en todo el globo terráqueo. Luego, como diez truenos retumbarán al mismo tiempo sobre la tierra con tal fuerza que se estremecerá toda. Esta será la señal del comienzo de la gran tribulación y la obscuridad total que durará tres días y tres noches. Enseguida las personas deberán entrar a sus casas, cerrarlas bien, obscurecer sus ventanas, bendecirse y bendecir la casa con agua bendita y encender las velas benditas. Afuera estarán sucediendo cosas tan terribles que los que se atreban a mirar, morirán. Todos los diablos andarán sueltos por el mundo para destruir a sus presas ellos mismos.
"Los demonios aullarán por la tierra y llamarán a muchos para destruirlos, y hasta imitarán las voces de parientes y conocidos que no han llegado a lugares seguros. En cuanto empiecen los horrores, ¡no abran la puerta a nadie en absoluto!
"En muchos lugares, varias personas se reunirán por temor. Del mismo grupo, unos morirán y otros quedarán vivos para este día y momento, y para esa obscuridad muchos habrán preparado las velas benditas, pero estas no alumbrarán si la gente no ha vivido de acuerdo con Mis Mandamientos; otros no podrán ni siquiera encenderlas por temor. Pero aquellos que tienen fe, aunque solo tengan un cabo de vela bendita, esta les durará los tres días y las tres noches sin apagarse. Algunas personas quedarán sumidas en un profundo sueño, causado por Mí, para que no vean lo que está ocurriendo en la tierra".
VIDENTE: Padre Pío de Pietrelcina.
"Está cercano el día de la venganza con sus terroríficos sucesos; todo está mas cerca de lo que podéis imaginar, y el mundo duerme en una falsa seguridad; destruiré a este pueblo perverso y sin Dios que está peor que en tiempos de Sodoma y Gomorra; da instrucciones para esos días: Cerrad las ventanas, no miréis hacia el exterior, llama quien llame, rezad el Rosario, haced acopio de alimentos; el que dé un paso fuera, perecerá; se desatarán las fuerzas de la naturaleza provocando una lluvia de fuego... Mi escogido no deberá ver mi ira; a los que estén en estado de gracia no les sucederá ningún mal, ni tampoco a los que buscan la protección de María Santísima; mis ángeles están preparados con sus afiladas espadas; el castigo durará tres días; yo no abandonaré a los que tienen fe en mí. Todo empezará en una noche muy fría, el viento rugirá a continuación y se oirán rayos y centellas; cerrad todas las puertas y ventanas; no habléis a nadie fuera de la casa; no miréis durante el terremoto, porque la cólera de Dios es santa. Los que no cumplan este aviso morirán. Al cabo de tres noches el terremoto y el fuego cesarán; después de estos días el sol volverá a brillar y los ángeles descenderán y extenderán el espíritu de paz sobre la tierra. Los que vivan experimentarán un sentimiento de gratitud por haberse librado del castigo más amenazador con que Dios ha visitado la tierra desde su creación".
VIDENTE: Ma. Julia Jahenny
"Nubes rojas como la sangre atravesarán el firmamento, y el estallido del trueno hará temblar la tierra. Aparecerán espantosos relámpagos. La tierra será sacudida en sus cimientos y el mar arrojará espumantes olas sobre las costas. La tierra se convertirá en un inmenso cementerio. Los cadáveres de los impíos y de los justos cubrirán la tierra. El hambre que seguirá será grande. Toda la vegetación será destruída y tres cuartas partes de la humandidad serán aniquiladas."
LA PARUSIA
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (08-09-1.990).
"El dolor inmenso de estos últimos tiempos prepara al nacimiento de una nueva era, de nuevos tiempos, en que Jesús vendrá en el esplendor de su gloria e instaurará su Reino en el mundo.
Entonces la creación entera, liberada de la esclavitud del pecado y de la muerte, conocerá el esplendor de un segundo Paraíso terrestre, en el cual Dios morará con ustedes, secará cada lágrima, y no habrá más ni día ni noche, porque todas las cosas de antes habrán pasado y su luz será la luz del Cordero y de la nueva Jerusalén bajada del cielo en la tierra, lista como una Esposa para su Esposo".
VIDENTE: Padre E. Gobbi (05-12-1.994)
"Te confirmo que para el gran jubileo del año 2.000 (jubileo de Nuestra Señora de Guadalupe en Méjico) vendrá el triunfo de mi corazón Inmaculado, que yo he predicho en Fátima, y eso se realizará con el retorno de Jesús en gloria para instaurar su Reino en el mundo.
Así podréis finalmente ver con vuestros ojos los cielos nuevos y la nueva tierra".
VIDENTE: M.F.M.B.
... "Entonces tendrá lugar el abrazo del Padre con Cristo, y aquellos a quienes no abrace quedarán... puestos fuera de combate (no podrán tener contacto con los salvados), serán desheredados del REINO. Los justos pasarán de esta vida a la GLORIA de DIOS y ocurrirá la RESURECCIÓN (¿de los que han sido mártires en las persecuciones?), han superado la prueba del AVISO, y han sido hallados aptos para ser glorificados y vivirán y reinarán con Cristo, un tiempo indefinido (que parece se llama GLORIOSO REINADO DE DIOS EN LA NUEVA TIERRA Y NUEVOS CIELOS, con la JERUSALÉN CELESTIAL o REINO BIENAVENTURADO morando entre los hombres), donde el Cordero será el Sol que alumbra la Ciudad Santa por medio de los S.S. C.C. de Jesús y de MARÍA".
VIDENTE: H. Guadalupe (Guatemala). (14-09-1,990).
"No olvideis que yo morí en la cruz para brindaros mi Misericordia, y antes hijos queridos, antes del castigo yo estaré derramando mi Misericordia en la cruz; pasado este tiempo ya no mirareis mi Misericordia sino mi justicia; estos hijos queridos quiero que lo tengais presente, muy presente, porque mi Segunda Venida seá para mostrar mi Justicia, y todos aquellos que se acojan a mi Misericordia antes de que aparezca la Señal del Hijo del Hombre, serán mis hijos que se han acogido a mi Misericordia; pero aquellos que no la acogieron serán reos de eterna condenación.
Por eso hijos queridos, debéis de hacerlo ya, antes de que se vea la señal del Hijo del Hombre. Mirad que yo soy el principio y el fin, yo soy la Puerta, yo soy el único camino que conduce al cielo, yo soy la única senda que lleva al Padre Eterno.
Hijos queridos, no olvidéis esto porque daré muchas señales para que mis hijos comprendan y salgan de su error, pero si no acogen mis palabras, entonces me verán, pero cuando me miren no seré Dulce Redentor, sino Justo Juez".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (24-12-1.978).
"Casi ninguno estará preparado para recibirle.
"Los grandes ni siquiera se acordarán de Él. Los ricos le cerrarán las puertas, mientras los suyos estarán muy ocupados en buscarse y afirmarse a sí mismos. Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará todavía fe en la tierra?. Vendrá de improviso y el mundo no estará preparado para su venida. Vendrá para un juicio para el cual el hombre no se encontrará preparado. Vendrá para instaurar su Reino en el mundo, después de haber derrotado y aniquilado a sus enemigos".
VIDENTE: Padre E. Gobbi. (01-11-1.989).
"... Y forman la morada de Dios entre los hombres, para que todos lleguen a ser su pueblo, donde cada lágrima será enjugada de sus ojos, y allí no habrá más muerte, ni luto, ni lamentos, ni afanes, porque las cosas de antes habrán pasado".
VIDENTE: Hermana Natalia. (Hungría).
"Jesús me mostró una visión en la que después de la purificación, la humanidad llevaría una vida angelical y limpia. Acabarían los pecados contra el sexto mandamiento, el adulterio, y sería el fin de las mentiras. El Salvador me mostró que el amor incesante, la felicidad y el gozo divino marcarían este mundo futuro purificado. Vi la bendición de Dios derramada en abundancia sobre la tierra. Satanás y el pecado serán completamente derrotados y desterrados".
A continuación, y para que sirva de ayuda al lector en su reflexión y meditación sobre los sucesos y acontecimientos escatológicos que tenemos en puertas, hemos seleccionado unos escritos (cada uno para su correspondiente tema) que algunos son verdaderos dechados, pues se trata de Locuciones y Mensajes del Señor o de la Santísima Virgen a distintas Videntes y Místicas.
Hemos de destacar también la visión profética de Fanny Moisseieva sobre la Parusía y el Juicio Universal, descritos con una redacción y una maestría incomensurables.
Ojalá que todo ello sirva para nosotros de materia para llegar a conseguir un discernimiento eficaz y una fuente de gracia santificante que lleve a nuestras almas a una urgente, verdadera, eficaz y sincera conversión, para que cuando comparezcamos ante el Tribunal de Cristo para ser juzgados lo hagamos con el elma "limpia", las manos "llenas", y rebosantes de méritos. De esta forma habremos conseguido la MEDALLA DE ORO en la carrera de nuestra vida: gozar en el Cielo junto a Dios, la santísima virgen y todos los bienaventurados por toda una eternidad.
Jesús en Vos confío.
REFLEXIONES SOBRE EL GRAN MILAGRO
En Garabandal, María ha revelado lo suficiente respecto al Milagro para que nos preparamos para este acontecimiento que sucederá en el curso del año siguiente a la Advertencia o Aviso. La fecha exacta es desconocida, excepto de Conchita, una de las videntes que actualmente vive en Nueva York. La Santísima Virgen le prohibió que revelara la fecha hasta ocho días antes de que suceda. Entonces ella lo anunciará al mundo entero. Este largo período de espera distingue a Garabandal de Fátima, donde el milagro del sol sucedió durante el curso de las aparaciones. Ninguna promesa de curación fué hecha en Fátima, pero sí para el día del Milagro en Garabandal.
Millones de personas podrán ver el milagro ese día, porque Garabandal está situado entre colinas que forman un anfiteatro natural que fácilmente podrá acomodar a la gran multitud que viajará a ese remoto lugar. Una gran asamblea se reunirá en el pueblo de todas partes, y todos aquellos que puedan llegar a sus colinas tendrán la misma visión de gozo que envió al Padre Luis al Cielo al atestiguar el Milagro.
Según la principal vidente Conchita González el gran Milagro ocurrirá sobre la arboleda de pinos, un día jueves a las 8,30 de la noche, entre el 8 y el 16 de marzo, abril o mayo. El milagro coincidirá con un evento importante en la Iglesia y en la fiesta de un mártir de la Eucaristía. Todos los que estén en el pueblo y en las montañas que lo rodean, lo verán. Los enfermos que estén presentes serán curados y los pecadores y no creyentes convertidos. Será posible fotografiar y televisar este acontecimiento. Rusia se convertirá después del milagro. El Papa reinante verá el Milagro desde dondequiera que se encuentre.
Según otra de las videntes llamada Mari Loli, el Milagro ocurrirá el año siguiente a la advertencia o Aviso. La citada Vidente sabe el año en que este (el Aviso) ocurrirá pero nó la fecha. También indico que la Virgen le dijo: "Llegará la época en que parecerá que la Iglesia se ha acabado, cuando será difícil para los sacerdotes el celebrar misa y hablar de cosas santas". Llegará una época en que la Iglesia dará la impresión de estar a punto de perecer. Pasará por una prueba terrible. Cuando ella le preguntó a Nuestra Señora como sería esto posible, la virgen lo llamó "comunismo".
Una señal permanente quedará para siempre como resultado del gran Milagro. Será de origen sobrenatural y algo jamás visto en la tierra. Conchita escribió: "Una señal del Milagro que se podrá filmar o televisar quedará para siempre en los pinos". Nadie, sin embargo podrá tocarla.
El Padre Luis Marín Andreu, un sacerdote jesuita de 38 años visitó Garabandal por segunda vez el 8 de Agosto de 1.961. Mientras observaba a las videntes en éxtasis, el Padre Luis de pronto exclamó: " ¡Milagro!" cuatro veces. Esa noche, mientras volvía a su casa con sus amigos, les dijo a estos, "Qué regalo más maravilloso me ha hecho la Virgen! ¡Qué suerte tenemos de tener una Madre así en el Cielo! ¡Hoy es el día más feliz de mi vida!" Poco después, agachó la cabeza y murió. En una de las apariciones siguientes, nuestra Señora dijo a las videntes que el Padre Luis la había visto y que también había visto el gran Milagro. Murió de gozo. El 14 de septiembre de 1.965, nuestra Señora también reveló a Conchita que al día siguiente del gran Milagro el cuerpo del Padre Andreu sería exhumado y estaría incorrupto.
El Milagro será mariano. Afirmará la gloria de la Madre de Dios, de modo que todos los cristianos no tengan objeciones al papel que ella desempeña en el Cuerpo de Cristo y la honren como Dios mismo la honra. El mundo empezará a rendir digno honor y devoción al Inmaculado Corazón de María. Mediante este milagro muchos empezarán a amar a "Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra".
Nuestra Santísima Madre dijo a la Vidente MARIAMANTE: "No todos han recibido esta gran oportunidad de arrepentirse de tanta maldad. Ustedes sabrán por la Señal en los cielos, que soy yo misma, que se avecina la hora de la conversión instantánea de las multitudes. Esto se logrará con gracias superabundantes que serán derramadas sobre la tierra, que me fueron dadas por las manos de Dios para este propósito. Este será el triunfo de mi Inmaculado Corazón, del que yo hablé en Fátima". (22 de Febrero de 1.987).
El Milagro es para la conversión del mundo entero. Esta declaración fué hecha por Nuestro Señor mismo a Conchita en Garabandal. Nuestro Señor contestó su pregunta sobre la conversión de Rusia asegurándole que "el Milagro no sería solo para la conversión de Rusia" sino para
la conversión del mundo entero" y que "por consiguiente, todos amarán Nuestros Corazones" (los Corazones de Jesús y de María).
Sus palabras parecen indicar que, en cierto modo, el Milagro nos mostrará cuán unidos están los Corazones de Jesús y de María, como símbolo del amor que proporciona paz y que debería unir nuestros corazones. Es muy probable que el milagro tenga mayor impacto en Rusia, la hija perdida del Cielo.
Tal vez los dos Corazones en el reverso de la "Medalla Milagrosa" sean una profecía así como una lección, prediciendo desde entonces una era en que todos los corazones estarán reconciliados como lo están los Corazones de Jesús y de María. La conversión es una reconciliación de los corazones y parece que todas las apariciones marianas se refieren a ello.
Cuando suceda el Milagro, la raza humana debe cambiar o enfrentarse con la catástrofe más terrible que el mundo haya conocido: el Castigo. A no ser que la gente escuche el mensaje del Milagro, el Castigo vendrá con seguridad. No habrá escapatoria. El Milagro habrá encendido la mecha, y si no la apagamos con nuestro arrepentimiento, llegará el Castigo.
Aquellos que regresen de las montañas de Garabandal habrán visto la gloria del Señor y estarán ansiosos de anunciarla al mundo entero. La gloria de Sión, la gloria del Nuevo Pentecostés, se derramará sobre toda la Iglesia y el mundo entero. Así, como Jesús lo reveló a Conchita, "todos amarán Nuestros Corazones".
La Señal permanente que la Virgen Santísima prometió se quedará en los pinos de Garabandal después del Milagro (una arboleda de 9 pinos en el camino pedregoso de la colina). Se ha revelado poco acerca de la naturaleza de esta Señal. Sabemos que quedará en los "pinos" hasta el fin del mundo; la podremos ver, fotografiar y televisar, pero no tocar; nadie podrá explicarla mediante análisis científicos.
Nos recordará para siempre el gran Milagro que se centralizará en este mismo lugar. Todos los que lo deseen podrán ir a Garabandal después del Milagro y examinar la Señal. Nos recordará que Dios llamó al mundo al arrepentimiento. Puesto que se quedará allí hasta el fin del mundo, nos recordará insistentemente con su presencia que el mundo realmente se acabará un día y que Jesús volverá para renovarlo todo y para juzgar a los vivos y a los muertos.
La Señal nos llamará a todos a la santidad. La Señal estará con nosotros como una prueba de la gloria de Dios, recordándonos que el Señor nos dirige a la santidad y al Cielo y que no tolerará la idolatría entre Su pueblo.
LA GRAN TRIBULACIÓN
Para que nos sirva de meditación y refleción para este acontecimiento escatológico que ya estamos sufriendo los humanos en neustras carnes y espíritus, hemos seleccionado un "párrafo" y dos "dictados" de Nuestro Señor Jesucristo a su alma "víctima" Mística y Vidente MARÍA VALTORTA.
Comenzamos con un párrafo del dictado de fecha 20 de Agosto de 1.943.
Dice JESÚS: "Es tal que la ignominia de la tierra, que el humo de la misma, apenas diferente del que emana de la morada de Satanás, asciende con impulso sacrílego hasta los piés del trono de Dios. Es preciso que, antes de la manifestación de mi Gloria, sea purificado el mundo de oriente a occidente y sea digno de la aparición de mi Rostro".
Dice JESÚS: "Cuando le hago decir a Sofonías que Yo echaré fuera cuanto hay en la tierra, le hago profetizar lo que acaecerá en la antevíspera del último tiempo, lo mismo que Yo anuncié más tarde al hablar, como entre sombras, bajo la descripción de la ruina del templo de Jerusalén, de la destrucción del mundo y lo que el Predilecto profetizó en su Apocalipsis.
La carestía y la mortandad de las epidemias serán uno de los signos precursores de mi segunda venida. Desastres producidos para castigaros y atraeros a Dios, llevarán a cabo con su poder doloroso una de las selecciones entre los hijos de Dios y los hijos de Satanás.
El hambre, ocasionada por las rapiñas y las guerras malditas desencadenadas sin justificación alguna de independencias nacionales, sino únicamente por la ferocidad del poder y por la soberbia de demonios con vestimento de hombres, producida, en fin de cuentas, queriéndolo Dios, por las leyes cósmicas, en cuya virtud el hielo será acerbo y dilatado, el calor abrasador sin que las lluvias lo mitiguen, se invertirán las estaciones y así tendréis sequía en las estaciones de lluvia y lluvias en el tiempo de la maduración de las mieses; las plantas, engañadas con calores súbitos y fríos desacostumbrados, florecerán a destiempo y, tras haber ya producido, los árboles se cubrirán inútilmente con nuevas flores debilitando la planta sin provecho alguno - porque tenedlo en cuenta, hombres, todo desorden es nocivo y acarrea la muerte -. El hambre atormentará cruelmente a esta raza proterva y enemiga de Dios.
Los animales, privados de heno, de cereales, de granos y de semillas, perecerán de hambre, y para saciar la de los hombres, serán sacrificados sin darles tiempo a procrear. Las aves del cielo y los peces de las aguas, los hatos y los rebaños serán acosados por todas partes a fin de proporcionar a vuestros estómagos el alimento que la tierra ya no producirá para vosotros sino escásamente.
Las mortandades ocasionadas por guerras y pestes, por terremotos y chubascos, precipitarán en el más allá a buenos y malos. A los primeros para vuestro castigo pues, privados de los mejores. Iréis cada vez de mal en peor; y a los segundos, para su propio castigo, recibiendo, a su debido tiempo, el infierno por morada.
La víctima dispuesta por el Señor para purificar el altar de la tierra profanados con pecados de idolatría, de lujuria, de odio y de soberbia seréis vosotros, los hombres, que pereceréis por millares y decenas de millares, abatidos por la hoz afilada de los rayos divinos. Como hierba segada en un prado por el mes de abril, caeréis los unos encima de los otros: las flores santas mezcladas con las venenosas, los tallos delicados revueltos con los punzantes espinos. Las manos de mis ángeles escogerán y separarán a los benditos de los malditos, llevando los primeros al Cielo y dejando los segundos para los tridentes de los demonios como pasto del infierno. Ser reyes o mendigos, sabios o ignorantes, no constituirá diferencia ni defensa contra la muerte. Tendréis castigo y ese será tremendo". (29-10-1943).
Recordamos aquí el pasaje evangélico sobre "El Rapto", pues a él se hace mención en el dictado que a continuación transcribimos.
Mateo: 24, 40-41: Entonces estarán dos en el campo, uno será tomado y otro será dejado. Dos darán vueltas a la rueda, una será tomada y otra será dejada.
Dice JESÚS: "El ojo de Dios escogerá a los predestinados retirando las luces a fin de que no tengan ya que sufrir por la calígine formada por los hombres identificados con Satanás y retirando las tinieblas que, por ser de la pertenencia de Satanás, padre de las tinieblas, son generadoras de tinieblas.
El ojo de Dios que penetra los palacios, las iglesias, las conciencias no hay barrera, no hay hipocresía que le impida ver - escrutará el seno de la Iglesia, que es la Jerusalén actual, escrutará el fondo de las almas y escribirá su sentencia una a una para los cobardes, los indiferentes, los tíbios, los rebeldes, los traidores, los homicidas del espíritu y los dicidas.
No, no pensáis que Dios os haya de hacer bien ni mal por vuestras obras. Yo os lo juro, lo juro por Mí mismo, lo juro por mi justicia, lo juro con triple juramento: Yo os haré bien por el bien que hagáis y mal por el mal que hayáis cometido.
Si las inmundicias de la carne y de vuestra vida de brutos forman costras en los ojos de vuestra alma impidiéndola ver a Dios, en cambio, nada hay que le ponga velos. Cargaré mi mano sobre aquellos que se gozan de estar en el fango y en el fango quieren seguir a pesar de las invitaciones que les hago y de los medios que les proporciono para salir de él. Acabarán por hacerse fango en el fango, ya que del fango hacen el alimento preferido de su hambre impura.
¡Hombres, hombres que insultáis a Dios con voces, no ya de la boca mas también del corazón, creyéndoos con derecho a hacerlo!. Oid, hombres, la voz desgarrada y desgarradora de Dios que truena ya sobre el mundo porque ya no le sirve hablaros por boca de sus siervos y amigos, y que os anuncia su ira y os llama una vez más porque no le sufre el castigaros.
Venid al Médico y a la luz de que la ceguera de vuestros espíritus llegue a ser total.
A Dios se le deben las primicias y la totalidad de los bienes. Mas, puesto que nó supisteis hacer esto, ¡hijos que me costateis la vida!, dad al Señor grande, compasivo y poderoso lo que aún os queda.
El que laboró bién durante la última hora será admitido en el Reino lo mismo que quien empuñó el arado, hasta caer sobre él, desde la aurora a su tarde anticipada". (29-10-1943)
Terminaremos con un breve párrafo dictado en la misma fecha.
Habla JESÚS: "...dígoos en verdad que en la última hora renegarán de Mí las tres cuartas partes de mi Iglesia a las que habré de separar del tronco por ser ramas muertas y estar corroídas por una lepra inmunda".
EL ANTICRISTO
Revelaciones Celestiales a María Valtorta
Es grande el horror actual; mas ¡cuanto, cuanto y cuanto habrá todavía de aumentar para ser el Horror de los últimos tiempos! Y si, ciertamente, parece como si el ajenjo se hubiese mezclado al pan, al vino y al sueño del hombre, mucho, mucho, mucho y mucho más ajenjo debe gotear aún sobre las aguas, mesas y lechos antes de que llegue a alcanzar la amargura total que será en los últimos días de esta raza creada por el amor, salvada por el amor y que se ha vendido al Odio.
Dice Jesús: "Por más que parezcan confundirse los períodos en el Apocalipsis, no es sin imbargo así. Sería mejor decir que se refieren a tiempos futuros con apariencias cada vez más grandiosas.
Ahora (año 1943) estamos en el período que Yo llamo: de los precursores del Anticristo. Después vendrá el periodo del Anticristo que es el precursor del Satanás. Este se verá ayudado por las manifestaciones de Satanás: las dos bestias mencionadas en el Apocalipsis. Será un periodo peor que el actual. El Mal aumenta cada vez más. Vencido el Anticristo, vendrá el periodo de paz para dar tiempo a los hombres, sobrecogidos por el estupor de las siete plagas y de la caida de Babilonia, de reunirse bajo mi enseña. La época anticristiana alcanzará su punto álgido en su tercera manifestación, o sea, cuando ocurra la última venida de Satanás... Es preciso leer y no cabilar. Los dictados no se contradicen entre si. Hay que saber leerlos con fe y simplicidad de corazón".
De acuerdo con el contenido del siguiente "dictado", recomendamos la lectura del capítulo 13 del Apocalipsis y 7 de Daniel, de los que trascribimos determinados versículos.
Apocalipsis 13, 1-3-4-5: Vi como salía del mar una bestia, que tenía diez cuernos y siete cabezas... Toda la tierra seguía admirada de la bestia... y adoraron la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia? Diósele asimismo una boca, que profiere palabras de arrogancia y de blasfemia, y fuese concedida autoridad para hacerlo durante cuarenta y dos meses.
Apocalipsis 13, 11-13-14: Vi otra bestia que subía de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero pero hablaba como un dragón...
Hizo grandes señales, hasta hacer bajar fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Extravió a los moradores de la tierra con las señales que le fue dado ejecutar...
Daniel 7,20: ...así como también cerca de los diez cuernos que tenía en la cabeza y del otro que le había salido, y ante el cual se habían caido tres...
Dice Jesús: "¡Oh mis santos del último tiempo! Si heróico fue el vivir de los primeros entre las persecuciones del paganismo, tres, siete y siete veces heróico será el vivir de mis últimos santos. Solo los nutridos con el meollo de la Fe podrán tener corazón de león para afrontar aquellos tormentos y ojos y plumas de águila para mirarme fijamente a Mí-Sol y volar a Mí-Verdad mientras las tinieblas les aneguen por todas partes y la Mentira les estreche tratando de persuadirles a que la adoren y crean en ella.
Después de los precursores del Anticristo vendrá el propio Anticristo. El período anticristiano, simbolizado por la bestia armada con diez cuernos - los diez siervos de Satanás, que se creen reyes, de los cuales tres serán arrancados y lanzados a la nada, es decir, al abismo donde no está Dios que es el todo - culminará con el nacimiento y desarrollo, hasta su máxima potencia, del undécimo cuerno, razón de la caída de los tres precursores y sede del verdadero Anticristo, el cual blasfemará de Dios como ningún hijo del hombre lo hizo jamás, atropellará a los santos de Dios y torturará a la Iglesia de Cristo; creerá, por ser hijo de la unión de la soberbia demoniaca con la lujuria humana, poder hacer grandes cosas, cambiar los tiempos y las leyes y, por espacio de tres años y medio será el Horror que reinará en el mundo.
Después el Padre dirá: ¡Basta! delante del gran coro que por el rumor de las grandes palabres de los santos, se formará en el Cielo; y la Bestia malvada será muerte y lanzada al pozo del abismo y, con ella, todas las bestias menores para estar con Satanás, su engendrador, durante la eternidad".
(25 Enero 1944)
Daniel: Después del tiempo de la cesación del sacrificio perpetuo y del alzar de la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa dias. Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco días.
Mateo 24, 15-21: Cuando vieréis, pues, la abominable desolación predicha por el profeta Daniel en el lugar santo...
Porque habrá entonces una tan gran tribulación cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá, y si no se acortasen aquellos días nadie se salvaría; mas por amor de los elegidos se acortarán los días aquellos.
Dice Jesús: "El último período de tres años y seis meses, tremendo como jamás el hombre conoció, será aquel en que Satanás por medio de su hijo, abrasado de un odio supremo - porque hasta la escisión entre las dos ramas del pueblo de Dios habrá terminado y con ella, la causa de tantos males materiales, orales y espirituales - empleará sus perfectas y postreras astucias para dañar, destruir y dar muerte a Cristo en los corazones y a estos en Cristo.
Los sabios comprenderán el engaño de Satanás, los innumerables engaños de Satanás, porque quienes poseen la verdadera sabiduría se encuentren iluminados y, por su fidelidad a la Gracia, quedarán blancos y probados como el fuego y dignos de ser elegidos para el Cielo. Los impíos irán tras el Mal y lo harán sin poder comprender el Bien, ya que por su espontánea voluntad habrán colmado de Mal su corazón.
Entonces habrá llegado el tiempo en el que, conculcada la Ley hasta un extremo jamás alcanzado, la Iglesia ya no podrá celebrar el Sacrificio perpetuo y la abominación de la desolación llegará al Lugar Santo y a los lugares antos, tal como está dicho por los profetas y repppetido por Mí que no yerro.
Dice Daniel: "Habrá 1290 días (de este conculcamiento). Bienaventurado quien espere y llegue a los 1335."
Lo que quiere decir que en los tres años y seis meses que precederán al fin, habrá un breve período al final reservado a los fieles para reunirse a escuchar la última Palabra que resonará en sus espíritus, como invitación al Cielo, mientras Miguel, con sus ángeles, vencerá a Satanás y a sus demonios". Bienaventurado quien espere y llegue a los 1335" quiere decir: "Quien persevere hasta el fin" puesto que se habrá salvado".
(23 Enero 1944)
Dice Jesús: "Será lucha de espíritus contra espíritus, Satanás, en contraposición a mi Reinado espiritual y a mi enseñanza opondrá su guerra satánica contra los espíritus para ver de extraviar a los que más pueda de entre los más débiles; y de sus reservas y fortalezas, en las que quedaron confinados cuantos permanecieron fieles a la Bestia aún después de la derrota de ésta y de su ministro, extraerá sus agentes de seducción para desbaratar, por última vez, la obra de Dios cuya ruina dio comienzo al pie del árbol del Bien y dle Mal.
La época satánica será tres veces más feroz que la época anticristiana, si bien será breve, ya que por los que vivan en aquella hora rogará toda la Iglesia triunfante en medio de los esplendores del Cielo, rogará igualmente la Iglesia purgante entre las llamas purgativas del amor y rogará, por último, la Iglesia militante con la sangre de los últimos mártires.
Se salvarán aquellos que, mientras las tinieblas, el calor abrasador, las tempestades y los rayos de Satanás conturben al mundo, sepan estar a la sombra del tabernáculo de donde brota toda fortaleza puesto que Yo soy la Fortaleza de los vivientes y así, quien de Mí se alimenta con fe y amor llega a identificarse con mi Fortaleza. Y serán pocos estos que se salven por cuanto, tras haber pasado Yo siglos y siglos amando al hombre, éste no ha aprendido a amar".
(12 Noviembre 1943)
Por lo que se refiere al Anticristo persona, recomendamos la lectura de la II Epistola a los Tesalonicenses cuyo capítulo 2o y versículos 8 y 9 dicen: Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca destruyéndole con la manifestación de su venida. La venida del inicuo irá acompañada del poder de Satanás, de todo género de milagros, señales y prodigios engañosos.
Dice Jesús: "Será persona de rango muy elevado, tan en alto como un astro. No astro humano que brille en un cielo humano sino astro de una esfera sobrenatural, el cual, cediendo a los alagos del Enemigo, conocerá la soberbia tras la humildad, el ateismo tras la fe, la lujuria después de la castidad, el hambre de oro tras la pobreza evangélica y la sed de honores después de una vida escondida.
Es menos pavoroso ver desplomarse una estrella del firmamento que no ver precipitarse en los lazos de Satanás a esta criatura ya elegida, la cual copiará el pecado de su padre de elección. Por su soberbia, Lucifer vino a ser el Maldito y el Tenebroso. El anticristo, por soberbio de una hora, vendrá a ser el maldito y el tenebroso tras haber sido un astro de mi ejército.
En premio de su abjuración que conmoverá los cielos con un estremecimiento de horror y hará temblar las columnas de mi Iglesia con el espanto que provocará su caída, obtendrá la ayuda completa de Satanás que le entregará las llaves del pozo del abismo para que lo abra y lo abra totalmente de par en par a fin de que salgan de él los instrumentos de horror que, a lo largo de milenios, fabricó Satanás para llevar a los hombres a la desesperación total, de modo que invoquen espontáneamente a Satanás Rey y corran en seguimiento del Anticristo, el único que podrá abrir de par en par las puertas del abismo del modo como Cristo abrió las puertas de los Cielos para hacer salir de ellos la gracia y el perdón que hacen a los hombres semejantes a Dios y reyes de un Reino eterno en el que el Rey de reyes soy Yo.
Como el Padre me dio a Mí todo poder, así dará Satanás a este todo poder y, en especial, todo poder de seducción a fin de arrastrar en pos de si a los débiles y a los corroidos por las fiebres de la ambición como él, su cabeza, lo está.
Mucho, demasiado se ha fantaseado durante siglos sobre cuanto dice Juan en el capítulo 10 del Apocalipsis. Mas permito que se sepa cuanto pueda ser útil saber y oculto cuanto considero útil que no sepáis.
Sois harto débiles, pobres hijos míos, para conocer el nombre atribuido a los siete truenos apocalípticos. Dijo mi angel a Juan: "Sella lo que han dicho los siete truenos y no los escribas". Yo digo que aún no es hora de que sea abierto lo que está sellado y si Juan no lo escribió. Yo no lo voy a decir.
Yo, mi angel no, Yo mismo juro que, cuando se haya apagado el trueno de la séptima trompeta y completado el horror del séptimo azote sin que la raza de Adán reconozca a Cristo Rey, Señor, Redentor y Dios, y haya invocado su Misericordia y su Nombre, en el cual está la salvación, Yo juro por mi Nombre y por mi Naturaleza, juro que encerraré el último instante en la eternidad. Cesará el tiempo y comenzará el Juicio".
(20 Agosto 1943)
EL GRAN CASTIGO ES INEVITABLE
Videntes Julka, Teresa López
EL GRAN CASTIGO ES INEVITABLE
A nuestro juicio, la reflexión más provechosa que podemos hacer sobre este acontecimiento escatológico de tanta gravedad y trascendencia es una meditación exaustiva de los Mensajes transmitidos por Cristo y la Sma. Virgen a las Videntes JULKA de ex-Yugoslavia y TERESA LÓPEZ de Estados Unidos.
MENSAJE A JULKA: "La oscuridad que te mostré tiene también este significado: Los pecados del hombre son tan negros que envenenarán todo en la tierra y toda la atmosfera pura, hasta Mis Enseñanzas las cuales Yo predico a través de Mis siervos. El pecado oscurecerá todo. El sol que entibia la tierra, es símbolo Mío, Su Creador. Los incrédulos dicen que Yo no existo y me niegan, ya que no me pueden ver. Así como viste, sucederá. Vendré pronto en esplendor. Todas mis criaturas que sobrevivan la Gran Tribulación, me verán. Nadie podrá ya decir que no existo, porque estaré cerca de la tierra, y todas las criaturas de la tierra oirán Mi voz. Me verán presente entonces, y por segunda vez, en el Juicio Final.
"Este será el Pequeño Rebaño y Yo lo cubriré. En esos días habrá un solo Pastor y una sola Fe, la fe de la Iglesia Católica Romana, la que Yo establecí cuando andaba visiblemente en la Tierra. Después de las calamidades que estoy ahora permitiendo que pasen Mis hijos obstinados de la tierra, se levantará una raza justa y pura, y la tierra abundará en Mis dones. Mis hijos e hijas obedecerán Mis Mandamientos, por lo tanto todo vivirá y crecerá con mis bendiciones durante treinta años (hay que hacer constar que este Mensaje fué dado a Julka en el año 1.975). Luego, mi pueblo se inclinará nuevamente al mal y al pecado. Entonces, enviaré a Mis Mensajeros, Elías y Enoc, desde el Cielo para instruír a la gente en la verdadera Fe.
"... Un viento fuerte y caliente vendrá del sur. Causará terribles tormentos en todo el globo terráqueo. Luego, como diez truenos retumbarán al mismo tiempo sobre la tierra con tal fuerza que se estremecerá toda. Esta será la señal de que la gran tribulación y la oscuridad total comenzarán, que durarán tres días y tres noches. Enseguida las personas deberán entrar a sus casas, cerrarlas bien, oscurecer sus ventanas, bendecirse y bendecir la casa con agua bendita y encender las velas benditas. Afuera estarán sucediendo cosas tan terribles que los que se atreven a mirar, morirán. Todos los diablos andarán sueltos por el mundo para destruír a sus presas ellos mismos.
"Los demonios aullarán por la tierra y llamarán a muchos para destruirlos y hasta imitarán las voces de parientes y conocidos que no han llegado a lugares seguros. En cuanto empiecen los horrores, ¡no abran la puerta a nadie en absoluto".
"En muchos lugares, varias personas se reunirán por temor. Del mismo grupo, unos morirán y otros quedarán vivos para este día y momento, y para esa oscuridad muchos habrán preparado las velas benditas, pero éstas no alumbrarán si la gente no ha vivido de acuerdo con Mis Mandamientos; otros no podrán ni siquiera encenderlas por temor. Pero aquellos que tienen fe, aunque solo tengan un cabo de vela bendita, ésta les durará los tres días y las tres noches sin apagarse. Algunas personas quedarán sumidas en un profundo sueño, causado por Mí, para que no vean lo que está ocurriendo en la tierra".
Durante muchos años la Santísima Virgen ha estado derramando lágrimas en sus apariciones, así como sus imágenes que incluso han derramado lágrimas de sangre al igual que algunos Videntes o almas víctimas. A Julka, la Sma. Virgen le dijo: el significado de estas lágrimas es que el Castigo es inminente. "Las lágrimas de sangre que salen de mis ojos predicen que el Gran Castigo caerá sobre el mundo entero".
"... Pero después de la oscuridad, la tierra quedó desolada. El sol bello y tíbio salió para brillar sobre la tierra, pero solo aquí y allá quedaban seres vivientes. La naturaleza creada por
Dios, quedó vacía, sin seres humanos".
TERESA LÓPEZ: "Existe un gran mito de que los llamados "buenos" serán retirados de la tierra y los llamados "malos" se quedarán. Todos se quedarán. Los llamados "buenos" concentrarán su atención en el cielo. Estarán en lo que Nuestra Señora llama, adoración eterna; tendrán la mirada celestial como punto céntrico y ya no serán terrenales, porque estarán totalmente concentrados en Dios. Se darán cuenta de lo que les rodea, pero no estarán desesperados, preocupados, temerosos o angustiados, ni sentirán ninguna emoción humana. Estarán concentrados en un estado de adoración eterna. Pero aquellos que no escogieron la conversión, retendrán la visión terrenal, porque serán terrenales y sentirán la desesperación y agonía de los castigos. Después de que pasen los castigos, quedará una hora de gracia. Y en esa hora de gracia, hasta los peores de todos que hayan soportado el Castigo, tendrán la última oportunidad de convertirse. Entonces la Nueva Jerusalén (Jerusalén Celestial) se asentará sobre la tierra. El mal dejará de existir y estaremos en un paraiso perpetuo, así como Dios planeó desde un principio".
PARUSÍA
El autor considera que la mejor reflexión o meditación que podemos hacer de tan significativo y transcendental tema, es presentar a la consideración del lector la Visión Profética que tuvo al respecto la rusa FANNY MOISSEIEVA, dama de la Cruz roja (Católica, Apóstolica Romana). Está extraido del libro de la misma que edita Editorial Círculo de Zaragoza, titulado: MI SUEÑO LETÁRGICO DE NUEVE DÍAS.
Antes de exponer la narración profética quisiera igualmente someter a la consideración del lector una síntesis del Mensaje que recibió el Padre E. Gobbi (fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano) de la Santísima Virgen en fecha 5 de Diciembre de 1.994. Dice lo siguiente:
"Te confirmo que para el gran jubileo del año 2.000 vendrá el triunfo de mi Corazón Inmaculado, que yo he predicho en Fátima, y eso se realizará con el retorno de Jesús en gloria para instaurar su Reino en el mundo.
Así podréis finalmente ver con vuestros ojos los cielos nuevos y la nueva tierra".
VISIÓN PROFÉTICA DE FANNY MOISSEIEVA
"Vendrá el día del juicio - tú, testimonio vivo -, mira de nuevo atentamente, recuerda todo. ¿Qué pasará en los días del Juicio Universal? El espíritu del mal apagará en los corazones humanos el último destello de la fe, colmará las mentes de inútiles vanidades y cambiará los sentimientos en piedras inanimadas. Los pueblos, disolutos, estarán descontentos de todo, no tendrán ya confianza uno del otro, no existirá ya verdadero amor y perecerán los que dirigen el mundo. ¡Levántate y mira!".
Y yo vi una gran ciudad en la que tenía lugar una gran batalla. Los hombres rompían todo, destruían y con odio feroz se mataban entre sí. De pronto, un terrible aullido rompió el aire y recorrió por el espacio, mientras un repentino, fortísimo terremoto sacudió la tierra. La gente se echó a las calles y el tumulto calló tanto como fuerte y terrible había sido antes; el trueno continuaba zumbando con siniestro presagio, el cielo se había oscurecido y uno a uno todos los ruidos se confundieron con el silbar del viento.
Los hombres miraban el cielo tempestuoso, silenciosos y inquietos, con el corazón présago de terribles desgracias, mientras el huracán destrozaba y transportaba por las calles sus trofeos.
Así había llegado la hora terrible, llenando de espanto a todas las almas, mientras el cielo se había vuelto sanguinoso y llameante por los rojos resplandores de los relámpagos. Después la purpúrea bóveda se oscureció. Negras nubes envolvieron todo y descendió sobre todo una sombra impenetrable. Las estrellas perdieron su luz. Todo estaba lleno de un misterioso espanto y de inquietud. No se oía el más mínimo soplo de viento, todo estaba inmóvil, sobre la tierra muda, como un gigantesco toldo, cayó la noche negra y el silencio era pavoroso.
Pero no pasó ni siquiera una hora y ya los hombres se habían habituado al amenazador aspecto de la naturaleza. Sobre la tierra reanudó la vida su ritmo apresurado: los restaurantes, los teatros y todos los otros lugares del jolgorio estaban llenos de una multitud frívola. En las bolsas se jugaba febrilmente y se creaban riquezas para perderlas una hora después. Los vicios más innobles, los placeres más perversos y más impíos alegraban la vida. Sólo en las catedrales severas, pensativas, pero desiertas, se cumplían los ritos.
Lanzada a la vana vorágine de las pasiones y de las preocupaciones, la gente olvidaba la salvación del alma; y mientras las calles estaban llenas de mil rumores, reinaba en los tiemplos un silencio solemne y piadoso.
De pronto un fuerte relámpago rompió nuevamente las tinieblas y todo el cielo, rodeado de mil llamas, se encendió otra vez. Ardieron las casas y en todas partes llamas altas surgían. Todo el mundo era un inmenso incendio, todo destruía el huracán y el viento con su torbellinos quemaba y dispersaba escombros y hombres como mezquinas plumas. La gente buscaba en vano salvación, rogando y suplicando temblorosa se lamentaban las selvas descuajadas. Y la enorme vorágine en su carrera arrancaba a las madres, locas de espanto, sus hijos y los levantaba en alto, entre las nubes...
Y yo vi cómo Cristo mismo conducía a aquellos niños al cielo y cómo ellos subían lentamente y lo alto sin que nadie los viese de la tierra; había niños de todo pueblo y toda raza y todos cantaban un himno de gloria al divino Cristo.
Después que Cristo subió, cayó sobre la tierra una lluvia de sangre; rios y mares se cubrieron de olas espumosas y chocaron contra los escollos las naves a las que no ce concedía ninguna salvación. Palacios y casas crujieron por todas partes y de los escombros salían voces y gritos que invocaban lastimosamente ayuda. Y del mar, como enemigos ansioso de estragos, llegaban las olas que rompían con el hervor de las aguas tumultuosas los diques y los puentes.
Toda la gente fue arrastrada por este huracán y reunida en un solo lugar, sobre los continentes reunidos, allí donde Dios debía descender del Cielo para el gran juicio. Pero el gran cataclismo no confundió a pueblos e idiomas; toda la gente conservó su sitio.
Y sobre la tierra cayó un gran silencio: todo calló y se recogió en la espera del futuro. Los creyentes sentían que se acercaba el día del juicio; entre las tinieblas reinantes por todas partes empezaron a encenderse fuegos alrededor de los cuales se agrupaba la gente para saber el pensamiento de los otros, pero en vano. Nadie sabía decir si en todas partes de la tierra se esperaba temblando así o sólo en aquel lugar se eperaba amenazador del cielo.
En todas partes, entre las ruinas de los comercios vagaban ladrones provistos de linternas saqueando las mercancías abandonadas, vinos, pieles, vajilla preciosa. Como rio corría el vino saqueado y cada vez más ruido se formaba alrededor de los fuegos; por fin, vencidos por la codicia, los borrachos se dieron nuevamente a la rapiña entrando en las casas semidestruidas o desiertas. Otros, en cambio, más depravados, saciaban sus perversos deseos sobre las mujeres y sobre los niños y no había en sus ojos ni piedad ni arrepentimiento. En todas partes se oían sólo gemidos, llantos, gritos y nefandas canciones.
El gran incendio se había apagado; en la plaza, en cambio, brillaba todavía otra hoguera encendida, en torno a la cual las turbas se juergueaban entre blasfemias y gritos obscenos. Junto a los muros de una catedral otra multitud, borracha y licenciosa, gritaba canciones impías mientras mentirosos charlatanes hablaban al son de copas cristalinas. El mal triunfaba.
Sin embargo, el destino se realizaba...
Alguno oía su corazón latir oscuramente, oprimido por un vago presentimiento: las almas sentían la aproximación de un misterio, y muchas, en medio de aquella alegría, estaban tristes. Sólo aquellos que eran puros y justos a los ojos de Dios no temblaban de angustia, sino que estaban colmados de gozo.
De repente junto a mí se oyó una voz: la voz de mi compañero, de nuevo, incomprensiblemente, aparecido, no sé cómo.
"¿Por qué tan triste? Yo he estado en los cielos durante todo este tiempo. Allí arriba todo está dispuesto para el instante supremo y Cristo dicta su sagrada voluntad: ahora tú verás realizarse el gran misterio. Pero no temas: aquí no se debe temer; no será más que una visión y muy pronto la mañana radiante hará desaparecer a la oscura noche".
Alrededor en tanto, entre las gentes, continuaban las orgías, entre impúdicas canciones, entre griterío y ruidos de toda clase. Aquí y allí, con los instrumentos robados, se formaban improvisadas orquestas, invitando a la danza. Por todas partes discusiones, blasfemias, risas. Nadie pensaba que ésta debiese ser su última hora. Pero mientras tanto apareció en el cielo un mensajero al lado del Altísimo y resonó la voz, a través de la resonante trompeta angélica:
"Salid, oh justos, y gozad: viene para vosotros el premio. Pero vosotros, oh pecadores que habéis despilfarrado la vida, sabed: ha llegado la hora del juicio!"
Un estremecimiento agudo apretó los corazones, que se arrepintieron - pero ¡ay! -, demasiado tarde de su poca fe. Todos, como fascinados, miraban a lo alto: terrible y majestuoso era el ángel anunciador, áspero y sonora era el sonido de la trompeta, tanto que callaron como por encanto todos los ruidos. Y desapareció el arcángel amenazador: el cielo quedó suspendido, silencioso y oscuro, sobre la tierra.
Y he aquí que un segundo arcángel bajó volando, con el evangelio en la mano, anunciando: "!Se ha cumplido!". Detrás de él venía un tercero, mientras que en medio de ellos apareció luciente un cáliz anunciador de la luminosa Alba.
Así se desveló en toda mente el eterno misterio y todas las dudas cayeron viendo el alto poder de la Providencia. En el cáliz transparente, como llama, ardía la sangre roja, esa sagrada sangre que fue el rescate de los humanos pecadores.
Del cáliz resplandeciente descendieron tres rayos limpidísimos que se separaron en tres direcciones distintas como caminos y no se sabía a quién fuesen destinados. Y he aquí que reapareció el tercer arcángel y se detuvo al lado de los otros, junto al sagrado cáliz. Uno de ellos tenía el evangelio, el otro la trompeta, y el tercero, inmóvil junto a ellos, estabas con las alas abiertas.
En este instante resonaron en los aires inmóviles suavísimos acordes de invisibles instrumentos y esta dulce música invadió todos los corazones. Presagiando la próxima venida de Cristo, todos los hombres se pusieron en pie temblando. Entre las nuebes aparecieron rostros radiantes de bondad: eran los santos con vestidos resplandecientes, que parecían nadasen en el purísimo cielo. Y a su alrededor resonaban cantos de alabanza hacia el Señor. Ante un canto tan soberanamente dulce y silencioso, los hombres callaban inquietos; sólo con el corazón elevaban alabanzas al Altísimo.
Y apareció en lo alto el santo símbolo de la cruz, prenda de salvación para los justos y de eterno castigo para los rebeldes; y ella a los unos llevó alegría y a los otros debilitó las fuerzas para siempre.
Ni un soplo de viento: no temblaba ni una hoja en los árboles, sólo se oían llantos y suspiros, mientras que los más animosos esperaban el supremo juicio, con la cabeza baja, en silencio. El coro angélico continuaba el canto puro que es la oración, aquel que sólo saben elevar las falanges evangélicas. Y he aquí que aparecieron sus luminosas hileras rodeando la cruz, como guirnaldas, mientras su canto, leve, se levantaba sutilísimo hacia la bóveda celeste. ¡Qué bello era su aspecto! A miles, con un crujir de alas, descendían de la amplia bóveda formando como una cortina blanquecina.
Al inesperado sonido de las trompetas latió fuerte el corazón en cada pecho y todo ser humano esperó paralizado por el terror mientras los querubines entonaron más fuerte el canto de la gloria del Señor, Dios de todo pueblo. El celeste coro relucía todo con una viva luz haciendo parecer pálida - al compararlas - la luz de las estrellas. Así el mundo inmortal descendía entre los hombres para despertar la fe: y poco a poco de todos los corazones se desvanecía el dolor y con ello cesaron los suspiros.
Y calló, de golpe, también, el sonido celestial, calló el temblor de las almas. El aire parecía dormir: los últimos acordes se apagaron, rompiéndose bruscamente, y de nuevo a todo y a todos envolvió el miedo.
Era terrible el silencio: no se oía alrededor ni un solo respiro.
En medio de aquel silencio, El descendía del cielo: El - ¿quién?
Era Cristo, nuestra Gloria, del que está lleno todo el universo... ¡Oh, con qué alegría encendió a todas las almas! Subían al cielo invocaciones en varias lenguas, pero único era el pensamiento de todas las mentes y este pensamiento, como un nuevo himno se desprendía de todos los labios.
Cristo resplandecía, igual a un sol radiante en lo alto del cielo y a él subía el himno, que se perdía después, alegre y victorioso, en lo infinito. Y se elevaban hacia él, alborozados, aquellos que eran dignos: y Cristo fue rodeado por una corona de universal gloria, con ternura miraban los pueblos su rostro y comparaban con él las imágenes terrenas de él, para vivificarlas en la fuente misma de Amor. Era su rostro de una belleza inefable, y la aureola dorada resplandeciente de infinitos rayos. De él emanaba bondad y todo el cielo se embellecía con su santa presencia...
Y las almas de los muertos vinieron a los lugares donde un lejano día fueron sepultados sus cuerpos; y aquellos que no tenían la tumba asumieron el aspecto que tenían en el momento de su muerte (...). Cristo les dio de nuevo la vida, como la Primavera con las caricias del sol da vida a los campos y a los jardines. ¡Qué solemne!, ¡qué espléndido es el Salvador extendiendo los brazos sobre el mundo!
Por voluntad de Dios resurgió toda la gente, como despertada de un largo sueño, por la renacida acción de la chispa vital. Aparecieron miradas de rostros nuevos despertados después de un largo correr de siglos...
Y al volver a mirar a Cristo, las almas de la multitud colmadas de alegría espíritual y copiosamente, descendía, dulce, el llanto.
Montes, colinas y llanuras, todo estaba cubierto de gente, y tanta era la multitud en cada lugar que nadie podía dar un paso. Ante tan alta aparición los callados labios se abrieron y todos los pueblos cantaron alabanzas al Único, Supremo Dios: "¡Gracias al Salvador por la salvación de los hombres! ¡Gracias a El, el Excelso!"
Así el coro terrestre se unía en un canto único de alabanza al coro celeste. Y calló el coro con estas palabras: "¡Hoy Cristo mismo está con nosotros!" De nuevo todo cayó en el silencio; pero a cada uno, en la espera, le latía febril e inquieto el corazón; y Cristo rompió el silencio volviendo a llamar a todos con el sonido de su voz: "¡He venido a vosotros como os había prometido y aunque vosotros no me esperaseis!"
Con dulce aspecto, miraba a las turbas con sus maravillosos ojos, y cuando abrió los brazos aparecieron en sus manos las cicatrices de la cruz. Y su voz, que descendía a las almas, dijo: "os conduzco, hijos míos, en nombre del purísimo Amor al reino inmortal". Se separaron los justos de la tierra y subieron - inmensa falange - cada uno al propio puesto.
Ahogados por el denso llanto quedaron los pecadores; callaron los impúdicos labios de los impíos y blasfemos y todos, con la cabeza baja, doblaron las rodillas delante de Cristo. Eran muchos, inmensa multitud, pero todos inclinaron resignados la cabeza ante la sabia voluntad divina; de los rostros de los malvados cayeron las máscaras poniendo al desnudo sus almas, que reveló la angustia.
Me volví en torno: ¡oh qué grandioso espectáculo!
Yo vi, unos junto a los otros, los muertos y los vivos, inmensa multitud que parecía llenar el universo; allí había gente de todas las naciones, de todo tiempo y de toda edad; faltaban los niños que, después de muertos, son acogidos en especiales lugares destinados a ellos.
En tierra había una multitud de personas, después otra más arriba, escalonadamente, de modo que parecía que los últimos se confundiesen con el cielo azul. Todos juntos formaban un enorme círculo regular y en medio de ellos estaba Cristo en un gran espacio, luciente y luminoso, inundado por su propio luz, de modo que frente a El palidecía hasta el brillante cáliz con los tres rayos que partían de él similares a tres caminos y que se alargaban, apenas visibles, hasta el extremo horizonte. Y yo observé que cuanto más cerca de Cristo estaban las almas, más luminosos eran sus rostros y más alegres ellas mismas.
Y empezó a explicarme mi compañero:
"¡Mira!, todos estos recogidos aquí que forman círculos regulares, están dispuestos según sus méritos o virtudes. Aquí ya no se pide a nadie la confesión de las pasadas culpas, de los vicios o pecados. El Omnipotente y Omnisapiente Espíritu Santo ha señalado ya el puesto a cada uno; por consiguiente, cada uno tiene el puesto que ha merecido en su vida. Cuanto más puro e íntegro haya sido en vida, más cerca de Cristo se sienta. Sabe también que todos aquéllos que han resucitado para el Supremo Juicio han olvidado lo que ha ocurrido después de la muerte y han conservado sólo el recuerdo de la vida eterna. Y están aquí serenos, llenos de inquebrantable fe en la Justicia del Creador, en espera de ser juzgados. Aquí abajo están los pecadores, a los que no se les concede separarse del suelo, y ellos miran con un sordo sentimiento de envidia la felicidad que se manifiesta en los rostros dulces de aquellos que están cerca del Señor".
Miré entonces a ellos y vi cómo lloraban impotentes. Pero era vano aquel llanto. Los infelices, impresionados por la augusta majestad de Cristo Dios, corrían aquí y allá buscando descanso, llenos de angustia, sin atreverse a levantar los ojos para mirar a Cristo, al que no habían querido reconocer en vida.
En aquel instante se oyó la voz del Salvador penetrar en todos los corazones: "Abrid los ojos, ciegos, y recibid toda la visión celeste. Volved a mirar por última vez vuestro aspecto terreno y recordad lo que habéis vivido: todo se grabará eternamente en vuestra memoria. Y mientras todo vuestro cuerpo caduco asumirá formas más imperfectas, os dejaré, sin cambiar vuestros ojos, voces y cabellos".
Una nube ligera ocultó al Señor a los ojos de su pueblo y no fue ya más visto.
Y yo pregunté al compañero cómo era posible que todos, gentes tan diversas, hubiesen comprendido las palabras de Cristo; y él me respondió que lo que dice el Señor está claro para todos, independientemente de la nacionalidad, porque su palabra cada uno la oye en su lengua materna. Y añadió también:
"Dentro del reino celeste, todos olvidarán las lenguas habladas en la tierra y se comunicarán en un lenguaje común a todos".
Cuando Cristo dejó de ser visible para la multitud, cada uno, mirando en torno a sí, empezó enseguida a reconocer a los que conoció en su vida; y un maravilloso y multicolor cuadro ofrecía aquella multitud compuesta de diversos pueblos, procedentes de distintas regiones y que vestían todavía los vestidos y ornamentos llevados en vida.
Había viejos y jóvenes aún en la flor de los años, hombres ricos con vestidos suntuosos y mendigos; los reyes, los emperadores y dirigentes estaban junto a los simples soldados y los cortesanos soberbios junto a los campesinos y la dama de alto linaje junto a las simples pueblerinas; allí estaban monjas y frailes y después, a montones, comerciantes, pordioseros, ministros, servidores y sacerdotes, los sanos y los enfermos, todos cubiertos de llagas, y los jorobados y tullidos, todos estaban aquí; pero uno del otro no se distinguía ya por aquello que tenía en la tierra, sino por sus virtudes. Por voluntad divina, todos habían recuperado el aspecto que tenían en el momento de la muerte.
Y he aquí que disipó la blanca nube y en su lugar las turbas vieron en lo alto majestuosos apóstoles y profetas, de canas venerables. Y hacia ellos de lo alto del cielo descendían dos santos, con los vestidos que tuvieron en la hora de su muerte. Uno de ellos era alto y delgado, con el pecho desnudo cubierto de pelos y le caían por los hombros los cabellos negros, apenas plateados. Fulgurante brillaba la mirada del Gran Profeta bajo las fruncidas cejas y todo su aspecto, majestuoso y viril, impresionaba. Llevaba en la mano un largo bastón que terminaba en forma de cruz y su cuerpo estaba rodeado de pieles de animales. El otro, en cambio, era un santo, en todo el mundo conocido y venerado por sus milagros. Llevaba la vestimenta arzobispal de fiesta y en la cabeza relucía una mitra incrustada de piedras preciosas, y en el pecho una cruz de oro y diamantes.
Y detrás de ellos de nuevo, en un mar de luz, apareció el Rey de Reyes, acogido con gritos de victoria y fue a ponerse entre los santos.
Y el Salvador, volviéndose a su gente, levantó en alto sus manos luminosas en acción de bendecir, y dijo: "Arrojad fuera de vosotros todo lo que habéis tenido en la tierra, que no es otra cosa que polvo y que ahora ya no os sirve. Vestid de ahora en adelante sólo los vestidos que os dio la Madre Naturaleza. Volveos con alegría hacia la vida nueva y terminen para siempre entre vosotros discordias o guerras y sean los pueblos como hermanos. Desde ahora mueran entre vostros el mal y las bajezas y nunca nazca un solo pecado. En adelante seréis felices, serenos y dulces como los ángeles. Ya no os atacarán la muerte, las enfermedades o las separaciones entre vuestros seres amados y estaréis siempre con vuestros iguales, mientras que los que están más arriba en el camino de la perfección los veréis sólo los días de fiesta. Desde ahora no habrá ya más deformes o enfermos, ni el viejo se distinguirá del joven, porque tendréis todos la edad que yo tenía cuando vencí a la muerte: treinta y tres años ( ). Y estas figuras las conservaréis siempre inmutables, porque vosotros sois para mí los herederos del Universo, desde el momento en que amasteis lo que yo amé".
El Redentor levantó en alto los brazos, y una nube densa envolvió a todas las cosas; y cuando se disolvió, la tierra presentaba un aspecto distinto. Aunque nadie había cambiado de sitio, sin embargo el aspecto de los rostros y de los cuerpos se había renovado completamente; los nuevos rostros estaban llenos de vida y en ellos afloraban sonrisas de felicidad. A duras penas conseguían reconocerse a sí mismos los viejos y los enfermos, y junto a ellos había un número incalculable de santos, con el cuerpo rodeado de aureolas luminosas y de muchos colores. Todos tenían vestidos de varios colores, ligeros y amplios, bien distintos de los terrestres, y tejidos con una sustancia dulce y perfumada igual a aquella con que están hechos los pétalos de las rosas. Todos resplandecían con una viva luz y parecían figuras diáfanas; y todos tenían la mirada fija en el Salvador.
Mientras tanto el Señor reunió a los ángeles y les ordenó acompañar a los cielos a los justos, procediéndoles en el vuelo. Y los ángeles subieron volando, seguidos de aquellas almas santas a las que el aire celeste sostenía, sin que fuesen aladas. Así ascendían en amplios círculos.
Los pecadores, en tanto, quedados abajo en la tierra, seguían con ojos ávidos el sublime vuelo que ellos envidiaban.
De pronto resonó por el aire un terrible trueno y se entrevieron en la lejanía las falanges de las fuerzas infernales que se metían entre las nubes de neblina, siniestramente iluminadas de rojo; y al ver la roja nube que se acercaba, los pecadores, invadidos por un miedo espantoso, empezaron a correr sin saber dónde, invocando salvación y tropezando unos con otros. Pero de la parte opuesta se acercaba una enorme serpiente silbando y enmarcando el dorso cubierto de lucientes escamas, levantando sus mil cabezas espantosas. Aquel monstruo representaba a la fuerza de las tinieblas que crea los pecados, que encuentran asilo en el tétrico infierno. Gritando malvadamente, contentos los espíritus malignos empujaban a los pecadores contra sa serpiente y ésta se acercaba a ellos levantando las mil cabezas y traspasando a los míseros con mil punzadas de sus ojos malignos. De las fauces eructaba fuego y humo, esparcía en torno un horrible olor: así se iniciaba el tormento eterno para aquellos que pecaron en la tierra...
En aquel instante descendía de lo alto la inesparada salvación, entre vírgenes hermosas y blancas que le rodeaban cantando armoniosamente:
"Entre nosotros, Santa Virgen amada,
de espiritual belleza, oh Beata,
y de amor, se han reunido,
Gloria a Ti, por siempre alabada".
"Que tan bella y luciente apareces,
Protectora piadosa, y siempre
estás pronta a acoger la plegaria
de un alma doliente que implora".
Su rostro estaba adornada de una belleza espiritual indecible, y aunque nunca lo había visto yo antes, me pareció conocerlo desde hacía tiempo. Y otro coro en tanto continuaba el dulce canto:
"Tú diste la materna caricia
a tu Dulce Nino Jesús
y lloraste con gran tristeza
a la cruz de Cristo".
Su aparición reanimó a los pecadores que fueron presos de un secreto presentimiento alegre, cuando ella se acercó a Cristo y levantando hacia El la mirada llena de esperanza habló con voz suavísima: "Dime, oh Señor, ¿dónde están aquellos para quienes te pedí perdón?"
"¡Están aquí!", respondió Cristo. Los ángeles pronunciaron sus nombres y los pecadores abrieron sus labios hasta entonces mudos, invocaron el nombre de Ella, extendiendo en alto los trémulos brazos, y el Señor dijo: "A vosotros, que elevasteis con fe la oración a mi Madre y con amor os dirigisteis a Ella pidiéndole la gracia de la remisión de los pecados, os perdono". Apenas hubo pronunciado estas palabras, los absueltos ascendieron al cielo. En su mayor parte eran mujeres y éstas hicieron una corona alrededor de la Elegida que, ardiente de gozo su rostro, dobló las rodillas delante del buen Hijo. Después, ascendió de nuevo a lo alto, al Empíreo, seguida del vuelo de todos los perdonados.
Y surgió entonces el Gran Profeta de la Cristiandad que, inclinando la cabeza ante el Redentor, rezó así: "¡Oh Señor! Tú sabes que durante toda la vida yo he condenado inexorablemente el vicio y todo pecado. Pero cuando, al término de mi vida terrestre, vine junto a ti, escuché con atención y benevolencia las plegarias de aquellos que, aun pecando, han honrado en la tierra mi nombre y se han dirigido a mí para pedir clemencia, ya que no se atrevían a presentarse directamente a Ti temiendo Tu alta justicia. Y ahora, en el día del Juicio final, oh mi Señor, te ruego, perdones, por tu inmensa misericordia, a los hombres que te han ofendido con sus pecados". La voz cálida del Profeta temblaba frente a Cristo. Y éste dijo: "Por tu plegaria, sean perdonados los pecadores que, aunque se desviaron de mis mandamientos, sin embargo, conscientes de su pecado, se dirigieron a ti, arrepentidos, para pedir la salvación".
De nuevo se oyeron gritos exultantes y también en pequeñas bandadas los pecadores subieron a los cielos. Y entonces el Gran Santo se acercó a Cristo y de rodillas pidió perdón para aquellos que, sin conocerlo, vivieron justamente amando el bien y huyendo del mal. Y dijo Cristo: "Sí, será como tú pides. A aquéllos que odian el mal y obran el bien, yo no los culparé. Ellos no conocen la pila bautismal, pero estarán lo mismo conmigo, aunque separados de los cristianos. A todos aquellos para los cuales me has pedido la gracia, concedo mi perdón". Después de estas palabras, se levantaron del suelo todos aquellos que, no siendo cristianos, amaron el bien y honraron a la verdad, junto a muchos otros admitidos en el cielo por intercesión del Gran Santo.
Y de nuevo la bóveda celeste se iluminó con la imagen de María Virgen que, ricamente vestida, venía por el aire triste y silenciosa.
"¿Por quiénes vienes ahora a suplicar?" - le preguntó su Hijo, Dios -, y ella respondió: "Vengo otra vez para aquellos por quienes han rezado las madres, vertiendo ríos de dolorosas y sinceras lágrimas; perdona, en nombre del amor materno, a aquellos por quienes rezó este amor". Y una vez más, como una onda sonora, los gritos alegres de los pecadores perdonados llenaron la tierra y una multitud de gente, cambiando la expresión del rostro, del dolor a la alegría, subieron al cielo. Y en torno a Cristo surgieron en luminoso tropel Santos y Santas, flores de suave y delicada belleza. Y ellos, unos después del otro, intercedieron por los pecadores que en la tierra, rezando, habían recomendado a ellos sus almas. Cada plegaria fue atendida y una nueva y mayor multitud ascendió en bandadas jubilosas al cielo, al reino de la luz y la paz eterna.
Entonces, los primeros secuaces de Cristo, los santos Apóstoles, elevaron a Cristo preces para los pecadores que en vida fueron sus devotos. Y Cristo dijo: "No puedo negar esta gracia a vosotros, mis discípulos dilectos, a vosotros que creisteis en mí los primeros", y volviéndose a los pecadores que, con el ánimo suspenso seguían las preces de sus intercesores, añadió: "Perdono a los que rogaron a mis apóstoles, que enseñaron en la tierra la verdadera religión". A estas palabras, los pecadores absueltos, con alegres gritos, ascendieron leves, junto a los Santos Protectores, hasta las ilimitadas alturas celestes.
Quedó solo, en el fondo azul del cielo, Cristo irradiante de una luz infinita, y de nuevo se acercó a su hijo la Madre Santa y viendo la inmensa multitud de pecadores que aún estaba en la tierra, estuvo callada y lacrimosa, oprimida por la vista de los pecadores que fijaban en ella sus miradas dolorosas y tendían hacia ella sus brazos temblorosos. Y escuchando el conmovedor gemido dijo, entre llantos: "¡Tú, que eres el Omnipotente, perdona a todos! Ellos saben que tu condena es justa, pero el día del Juicio Universal será más bello si se iguala en alegría al día en que resurgiste de los muertos y en el que el perdón llegó hasta el profundo infierno". Y sobre la frente del Salvador se conmovió la leonada cabellera.
Y dijo a la Purísima: "Tú juzgas así con tu alma de fe y de bien. Pero, ¿pueden éstos, eternos rebeldes, estar junto a los justos que he premiado?"
Calló la Virgen, y sólo su triste mirada continuó diciendo: "¡Gracia!", y ella quedó tan triste y callada, suplicando a Cristo. Y el Salvador, cediendo a su venerable Madre, perdonó al mejor entre los pecadores de cada estirpe, y después ascendió, teniendo junto a sí a su Santa Genitora.
Subían como las espirales del incienso suben levemente desde el altar, esparciendo alrededor suavísimo perfume, mientras que detrás de ellos, sobre el fondo de la azul inmensidad irradiaba la luz eterna, esa luz que sólo puede iluminar Cristo y su Divina Madre.
DISCIPULOS DE LOS APOSTOLES DE LOS ULTIMOS TIEMPOS (D.A.U.T.)
Secretaría general en España
FUENTE: http://www.etika.com/0/0t2.htm
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