¡ORACIÓN A LA MEDALLA MILAGROSA!
(Dictada por la Santísima Virgen Milagrosa, para estos tiempos de purificación. Armadura Espiritual)
(Dictada por la Santísima Virgen Milagrosa, para estos tiempos de purificación. Armadura Espiritual)
Noviembre 27 de 2011 – 2:50 p.m.
Oh Medalla de María Milagrosa, sé mi escudo y protección contra todo dardo incendiario del maligno. Que mi ser físico y espiritual a través de tu medalla, permanezcan unidos a ti, Madre Milagrosa.
Que tu santa medalla me libre de todo mal y peligro; que tu santa medalla me proteja de toda enfermedad, pestes y virus; que al invocar tu santa plegaria: Oh María concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a ti, sea yo, mi familia y seres queridos, protegidos de toda calamidad y muerte imprevista.
Oh medalla milagrosa, protege mi hogar y bienes materiales de todo desastre natural, protege mi vida espiritual y todo mi ser; ampárame madre mía, con el escudo protector de tu medalla; dichoso aquel que la lleva puesta como coraza en su cuerpo y en su alma, porque tu protección estará con él de noche y de día. Gracias Madre Mía, por tu coraza espiritual, que aleja de mí, al invisible espíritu del mal
Oh medalla de María Milagrosa, en los momentos de peligro: Cuídame
Oh medalla de María Milagrosa, de las pestes y enfermedades: Cúrame
Oh medalla de María Milagrosa, del enemigo de mi alma: defiéndeme
Oh medalla de María Milagrosa, de los desastres naturales e imprevistos mi hogar y bienes materiales: Protege.
Oh medalla de María Milagrosa, de las pestes y enfermedades: Cúrame
Oh medalla de María Milagrosa, del enemigo de mi alma: defiéndeme
Oh medalla de María Milagrosa, de los desastres naturales e imprevistos mi hogar y bienes materiales: Protege.
Y en la hora de mi muerte, que la luz de tu medalla milagrosa, me guíe a la gloria eterna. Amén.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, con tan hermosa belleza, a ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía; mi corazón a tus plantas pongo bendita María, para que a Jesús lo ofrezcas junto con el alma mía. Amén.
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